En mi publicación de la semana pasada veíamos que es completamente inevitable que los contenidos reprimidos en nuestra sombra encuentren caminos para manifestarse buscando el equilibrio. Si no les damos paso a nuestra consciencia, para que se integren ahí a sus opuestos ya aceptados por nosotros, no les quedará más salida que manifestarse en forma de proyecciones allá afuera de nosotros o como veremos más adelante en forma de síntomas y enfermedades dentro de nosotros.
Hoy quisiera enfocarme en el siguiente tema, sobre el que reflexiono con frecuencia.
Entiendo que tenemos todos estos contenidos "positivos" aceptados en nuestra consciencia y los tales "negativos" como p.e. la furia, la rabia, la envidia, el odio, la agresividad, la arrogancia, la tristeza, la culpa, la autocompasión, la mentira, etc. los tendemos a reprimir ya que no queremos ser eso y no queremos que hagan parte de nuestra identidad.
Nos es mucho más fácil aceptar como parte nuestra la alegría, la paz, el amor, la esperanza, la humildad, la compasión, la serenidad, etc. que efectivamente, al igual que sus opuestos, también están en nosotros.
Al mirar con objetividad la diferencia entre estos dos bloques, sin querer darle más valor o desacreditar al uno o al otro, puedo observar que siento una gran diferencia en mi al estar con furia, o sentir culpa, tristeza, arrogancia, etc. Físicamente noto que no son emociones agradables, no me hacen sentir bien. No obstante veo que también existen y no puedo negarlos, sin poner en marcha el mecanismo ya descrito.
"Preciso es que el placer tenga sus penas y el dolor sus placeres." Goethe
"Dos almas ¡ay!, se encuentran en mi pecho, .."
Goethe
Todo esto me evoca la conocida leyenda de los Dos Lobos, que describe esa pugna en nosotros.
Me gusta esta leyenda porque pienso que ofrece una posible alternativa a cómo manejar estos opuestos dentro de mi. Me hace pensar que con mi libre albedrío puedo escoger y decidir cuáles son las emociones y principios que quiero que sean las predominantes en mi para llevar la vida que quiero.
Por experiencia propia, y creo que todos hemos podido hacerla, sé que al permanecer demasiado tiempo en estados de ánimo bajos como el desanimo, el negativismo, u otros como la autolamentación o resentimiento, mi vida se ve afectada. Si no cambio esos estados de ánimo en algún momento, se verán afectadas cada vez más áreas de mi vida. Al contrario, al encontrarme en estados anímicos más altos, noto que me son más funcionales para alcanzar mis metas en la vida, sentirme más plena y más realizada.
De ahí que concluyo, que como ser humano tengo en mi la elección de decidir cómo quiero sentirme en mi vida. Ya no con la inconsciencia ingenua de que todo lo negativo simplemente lo niego y lo reprimo, sino con la comprensión ya más consciente de que también está en mi todo aquello que no quiero ser, ni vivir y lo acepto ..., pero no lo escojo, no lo alimento.
En cambio alimento lo que por experiencia he notado que me hace sentir mejor, lo que me hace y me ayuda llevar a cabo mis sueños y mis metas.
En la práctica se ve algo así: Puedo encontrarme en un estado anímico entre normal y feliz, cuando en algún momento surge una situación que me hace sentir p.e. desanimada y desganada. En esos momentos caigo en cuenta de las emociones que han surgido en mi y me doy un tiempo para realmente sentirlas. Trato de observar qué pensamientos vienen a mi mente en relación a esas emociones y también los tomo en cuenta. Si los sentimientos que me embargan son fuertes, procuro dejarlos venir y si necesito llorar o expresarlos de otra forma, lo hago hasta sentir alivio. Mi intensión en esos momentos es la de acompañarme a mi misma con paciencia y aceptación para lo que venga. A veces tengo algunos in-sights importantes con los cuales aprendo más sobre mi misma en esos momentos.
En ocasiones noto que a mi ego le gustaría quedarse en p.e. los autolamentos, que se identifica con las emociones difíciles del momento y se nutre de ellas. Puedo llegar a sentir la tentación de prevalecer ahí por más tiempo de lo necesario. Cuando logro tener el estado de consciencia y de presencia necesarios, hago la elección de enfocarme en algo más edificante que evoca en mi pensamientos y emociones de otra índole. Por lo general el resultado es casi inmediato. Soy capaz nuevamente de sentir gratitud y confianza en la vida, lo cual me ayuda a seguir adelante en paz y armonía con lo que se presente.
https://www.youtube.com/watch?v=bMY-woO4sVY
Bajo ese link se puede ver un video que describe la leyenda de los Dos Lobos.
Sé que hay diferentes maneras de pensar con respecto a esto, pero por ahora soy de la opinión que al integrar y no reprimir los opuestos indeseados, tenemos la capacidad de decidir, cuáles contenidos queremos vivir en nuestras vidas alimentándolos, enfocándonos especialmente en ellos. De esa manera con el tiempo iremos a tenerlos cada vez más en nuestras vidas.
Muchas gracias por leerme. La próxima semana quiero entrar a mirar un poco más de qué forma se compensan los opuestos y cuál es su naturaleza.