sábado, 5 de septiembre de 2015

Sin necesidad de la Danza de la Lluvia


 
 
 
Qué vital es la lluvia para los campos! Cuánta falta hace tras varios meses de sequía. El paisaje que en el Eje Cafetero colombiano parece verde siempre, estaba amarillo en especial en algunas regiones del Quindío.
 
 
 
Los dueños del la hacienda/hotel estaban muy preocupados. Tanto esfuerzo que se venía metiendo en cuidar del extenso jardín. La dueña había plantado hortensias, árboles a lo largo del largo camino que lleva hasta la casa de 100 años de antigüedad de arquitectura típica de la región. Esto y todo lo demás estaba corriendo el grave riesgo de acabar secándose del todo. El ganado se había bajado de las lomas altas hacia el valle, para que pastaran en los pocos lotes verdes restantes. Y la hermosa cascada de varios metros de caída, orgullo y atracción principal de la hacienda, ya sólo mostraba unos pocos chorros moderados que no alcanzaban a llenar el caudal del río.
 
El hijo del la dueña está a cargo de la hacienda y del hotel. Le llegan turistas especialmente del extranjero, que cuidan y valoran una naturaleza intacta. Cada vez que me encontraba a la dueña o al hijo en los pasillos, a la hora del desayuno o al regreso de nuestras excursiones, el tema era la falta de lluvia!
 
 

En alguna de esas ocasiones bromeé diciendo que nos iba tocar juntarnos y hacer la Danza de la Lluvia, para que por fin volviera a llover! Se rieron como deseando que ojalá algo así se pudiera hacer...
 
Me acuerdo que después de haber hecho ese comentario, me dormí esa noche pensando en que si yo supiera cómo hacer la Danza de la Lluvia, o apareciera alguien que la supiera hacer, yo realmente hubiera estado dispuesta a participar para ayudar y aportar de alguna manera a que volviera a llover. 
 
Por la mañana al despertar caí en cuenta después de unos instantes, que mis pensamientos componían un diálogo que decía así: "Puede ser que tu no sepas cómo hacer la Danza de la Lluvia, pero sabes hacer otra cosa, sabes orar por lluvia! Puedes orar con ellos..."
 
Con el tiempo he reconocido este tipo de pensamientos o sensaciones y cuando me llegan, trato de seguirlos, ya aprendí que por lo general me va bien y es importante que les hago caso.

 
En el desayuno le comenté a mi marido sobre mi senación y quedamos en que buscaría la ocasión de proponérselos a los dueños del hotel. Ese día volvimos tarde y mi marido tenía que madrugar a coger un vuelo en Pereira de regreso a Bogotá, volviendo nuevamente por la noche, de manera que se acostó. Ahí caí en cuenta que debía avisarles a los dueños de su partida, para que no se alarmaran al escuchar ruidos al amanecer. Me dirigí a la biblioteca de la casa y encontré a la dueña sentada al escritorio. Le informé sobre la salida de mi marido y nos quedamos conversando.

Nuevamente se tocó el tema de que ese día tampoco había llovido y enseguida me acordé de mi sensación de por la mañana. Le conté brevemente y le propuse que si quería las dos podíamos orar por lluvia! La verdad es que yo no sabía cómo iba a reaccionar a mi propuesta, pero pensé que lo peor que podía pasar era que me dijera, no gracias. Y lo dicho, como ya aprendí a seguir estas corazonadas, por darle un nombre, le pregunté.
 
Fue muy linda su reacción, pues abrió lo ojos como alguien que se lleva una bonita sorpresa y enseguida accedió. "Qué bonita idea, me encantaría, muchas gracias! Podemos salir al jardín y orar ahí..."
 
Ya todos los demás huéspedes se habían retirado a sus habitaciones, de tal manera que no nos encontramos a nadie en el corredor al salir al jardín. Nos dirigimos hacia el fondo en donde había varios troncos de árboles sobre los que nos pudimos sentar cómodamente.
 
La noche estaba algo fresca y se escuchaban los típicos ruidos nocturnos de esa zona. Conversamos un poco, hasta que yo propuse que si le parecía bien, yo comenzaría con la oración. Comencé a orar como lo acostumbramos a hacer en casa cuando oramos en familia, en voz alta y agradeciendo primero por el bello momento y la especial oportunidad del instante. Luego formulando la petición por lluvia que hacía tanto tiempo que no caía en esa región y específicamente en esa hacienda. La oración me salía del corazón.
 
Entonces ocurrió algo asombroso, pues mientras yo estaba orando en voz alta, comenzaron a caer gotas de agua!!! Las dos las sentimos! Ambas teníamos los ojos cerrados y sentíamos las gotas sobre nuestros brazos y espaldas. De alguna manera me daba la impresión que mientras yo siguiera orando, seguirían cayendo gotas, por eso trataba de extender la oración, hasta que la terminé: "en el nombre de Jesucristo, Amen!"
 
Al abrir los ojos las dos nos miramos sorprendidísimas y sintiéndonos muy felices nos dimos un abrazo. Nos dirigimos a la casa y nos despedimos contentas a pesar de que la lluvia no pasó de ser una breve llovizna.
 

 

Pienso que fue tipo 2 de la mañana que me desperté por un ruido que no supe reconocer. Era como un rugir constante y me paré a mirar por la ventana con la esperanza de que de pronto podía ser lluvia. No estaba lloviendo, pero seguía escuchando el ruido. Me volví a dormir.
 
Por la mañana a la hora del desayuno me encuentro con el hijo de la dueña, que me mira con una gran sonrisa y me pregunta que si yo había escuchado el fuerte aguacero que había caído a media noche!!! El se había despertado por el ruido y había quedado muy sorprendido y feliz por que finalmente estaba cayendo un buen aguacero! que además fue tanta la lluvia que había caído, que se había crecido el río y que su ruido se había escuchado hasta la casa!











Ese era el rugir que yo había escuchado y no lo había sabido identificar.




Para mi fue una gran alegría escuchar que efectivamente sí había llovido y le pregunté que si sabía lo que su mamá y yo habíamos hecho la noche anterior. Me dijo que sí, que ya había hablado con ella por la mañana y ella le había comentado. Tanto su mamá como él estaban muy sorprendidos y contentos porque realmente hacía meses que no había llovido así.






Nunca sabremos si fue nuestra oración la que tuvo tal efecto, aunque para mi el poder de la oración con fe es un hecho. Lo he podido comprobar en demasiadas ocasiones como para seguir dudándolo.
En todo caso fue una muy hermosa experiencia que pasará a ser uno más de los muchos episodios que guardo en mi memoria con gran agrado.

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario