viernes, 25 de julio de 2014

Y mi hija se casó



No sé si en otras vidas ya pasaría por la experiencia de ver casarse a una hija mía, en esta vida ha sido la primera vez y una experiencia excepcional e inigualable.

Traté de estar muy consciente de todo lo que pasaba por mi cuerpo y mente, pudiendo ser testigo de unos procesos interiores muy poderosos que se fueron dando a medida que acontecían los sucesos.

Mi reencuentro con mi hija, verla, sentir sus estados anímicos y actitudes me hizo recordar a la jovencita que fui, cuando me encontraba ante la misma experiencia de dejar mi hogar, a mi familia, madre y dos hermanas, para casarme con mi joven novio y salir del país a vivir en otro lugar lejos de todo lo mío, lo acostumbrado, lo familiar. Caramba que no fue fácil!

Recuerdo el conflicto emocional que sentía en esa época! Por un lado estaba ansiosa por comenzar mi propia familia al lado de mi marido y por el otro lado me sentía "horrible" por dejar a mi familia. Sentía que la estaba abandonando y que les estaba fallando a mi madre y a mis hermanas al irme.... Como consecuencia a ese conflicto, yo no soportaba que mi mamá se me acercara mucho físicamente a darme un abrazo, ni emocionalmente cuando buscaba entablar una conversación ya más personal. Yo no entendía lo que pasaba conmigo y esto me generaba sentimientos de culpa.

Ahora estuve parada del otro lado de ese tipo de experiencia, yo era la madre que veía a mi hija con actitudes parecidas a las que yo tuve al casarme. Tengo que decir que no debe haber sido nada fácil para mi madre sentir mi distancia! Ahora sé lo que sintió, pues no pude dejar de percibir un poco de tristeza y desilusión al notar el límite que imponía mi hija entre las dos. Mi deseo era abrazarla y compartir con ella sus emociones por el gran paso que estaba por dar. Menos mal pude acordarme fácilmente de mi propia experiencia con mi mamá. Busqué y encontré el momento con mi hija, en que la medio tomé por sorpresa, sin que me pudiera evadir nuevamente y le puede explicar lo que venía observando entre las dos y a qué se debía.

Fue muy linda, pues me miró con expresión de alivio y me dijo que le quitaba un peso de encima, que yo la entendiera, de hecho venía sintiendo algunos de esos sentimientos como los que describo más arriba.

Para mi era importante, como siempre cuando se trata de emociones, que mi hija comprendiera que el conflicto emocional que sentía era normal, para que pudiera aceptar las emociones que estaban surgiendo en ella y no las acabara reprimiendo!!! Ya sabemos lo que producen las emociones reprimidas y sus consecuencias.

Lo mismo trataba de aplicar en mi. El dolor, la tristeza y la desilusión de sentir a mi hija lejos y distante, lo sentía físicamente en el centro de mi pecho. Estas emociones me apretaban, como no dejándome respirar libremente. Era totalmente localizable en mi corporalidad. No tardé en tener leves problemas digestivos,que pude contra restar bastante bien con mi alimentación; me estaba costando un poco digerir mis experiencias y soltar mis expectativas. También hubo varias noches en que no me fue fácil conciliar el sueño y también experimenté inapetencia.

Con asombro pude observar en mi que a pesar de tener una comunicación relativamente consciente entre mi corporalidad y mi alma, los síntomas suaves o tensiones del primer nivel, aparecieron. Quiero entender mejor a qué se debe? Si es porque no estuve lo suficientemente consciente durante todo el proceso en que surgían las emociones? O sería debido a que las tensiones causadas por las emociones emergentes lograban fácilmente encontrar una válvula de salida en esos síntomas leves, gracias a la comunicación existente entre alma y corporalidad?

Se me ocurre esta última posibilidad porque durante mis estudios de Terapia Artística Antroposófica, los médicos antroposóficos nos enseñaban, que hay casos en que personas se han llegado a desconectar a tal grado de su corporalidad que en el proceso de represión de sus emociones, las tensiones ya no logran ni siquiera producir algún tipo de síntoma! Esto puede durar muchos años, hasta que la persona acaba enfermando seriamente. En otras palabras no es necesariamente una buena señal el hecho de que una persona nunca se enferme, ni tenga algún tipo de síntomas, pues puede significar que la represión de emociones es tan fuerte y la desconexión con su cuerpo es tal, que las tensiones ni siquiera encuentran una válvula de salida en la corporalidad.

Es un tema por observar... (soy mi propio laboratorio!)

Nuevamente pude notar de qué forma puedo tener varios tipos de emociones de tristeza al tiempo con las de gran alegría, gratitud y confianza. Especialmente durante y después de la ceremonia del matrimonio pude conectar con hermosas emociones de inmensa alegría por mi hija. Constatar que la vida le ha dado la hermosa oportunidad de encontrar a un hombre a quién amar con todo su corazón, y que a su lado podrá hacer grandes aprendizajes que la llevarán a progresar en su desarrollo y autoconocimiento como individuo. Saberla casada con un hombre que ha demostrado tener grandes principios y valores, y sobre todo un profundo amor por mi hija, todo esto son cosas que me llenan de gran felicidad. Siento una inmensa gratitud con Dios y la vida por las hermosas bendiciones en su vida.

Me gusta esa sensación de estar suspendida en el aire, volando segura varios metros por encima del suelo!! Qué agradable se siente ese tipo de emociones. Así como trato de darle toda mi atención a las opuestas, también quiero dedicarles toda mi consciencia a estas. También las siento en mi cuerpo a la altura de mi pecho y corazón, a manera de expansión, como si mi cuerpo quisiera estallar de la dicha y expandir hasta el infinito! Y surge en mi el deseo que todo el mundo pueda sentirse igual!

Por lógica conclusión, si el reprimir emociones tiene sus consecuencias en nuestra corporalidad y en todo nuestro ser, también el vivir y sentirlas conscientemente las tiene. Viviremos más conscientes nuestras vidas, tendremos más auto-conocimiento, llegaremos a ser más íntegros, obviamente más sanos, más en contacto con nosotros mismos, con Dios y la vida, seríamos más felices, más humanos, etc. etc. Nuestras emociones y capacidad de pensar nos definen como seres humanos. Estas dos fuerzas tienen que estar en equilibrio, si no queremos volvernos robots sin corazón. Tema que también quisiera retomar en algún momento, ya que ese es esfuerzo de la Terapia Artística Antroposófica, conectar las fuerzas del pensar con las del sentir y del querer. En nuestra época lamentablemente se ve en mayor grado cómo nuestras sociedades estimulan más en el individuo el pensar y el querer, dejando por fuera el sentir!!!!

Seguramente faltaría mucho por escribir, para "describir" lo que el matrimonio de mi hija ha causado en mi, esto ha sido un pequeño recuento de lo que ha sido esta primera experiencia en mi vida. En síntesis está el hecho que en mi vida ha surgido nuevamente un escenario completamente nuevo, que me permitió vivir y experimentar una gama completa de emociones muy variadas, incluso invocando experiencias y con eso sentimientos de mi pasado, y yo pude como ser "libre", decidir qué tenían que ver conmigo, hasta dónde quería aceptarlas y vivirlas y qué conclusiones propias saco para mi crecimiento personal de todo esto.

Ya de regreso en mi casa, me he dado tiempo de digerir, duermo hasta más tarde, repaso las imágenes en mi mente, incluso me las sueño, busco momentos de silencio conmigo misma, oro y agradezco una y otra vez por todo lo que "es como es"...

Gracias por leerme...y hasta el próximo viernes.

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