miércoles, 13 de agosto de 2014

... como si fuera mi último día...




Estoy segura que a muchos les ha pasado algo similar a lo que sentí yo hoy por la mañana.

Amanecíó un sol radiante, de esos que hacen ver los contrastes entre el azul del cielo, el blanco de las nubes, el verde de los árboles, más nítidamente que de lo común.

Me alistaba para entrar a la piscina, que estaba a mi total disposición ya que no había nadie más, como ocurre por lo general. El agua se veía azul como el cielo que se alcanzaba a ver entre los vidrios transparentes del techo alto. La superficie del agua totalmente liza y sin ningún movimiento, parecía un espejo, ... hasta que yo entré.

Me sentía contenta de saber que haría mi ejercicio, cuando pude darme cuenta que mientras sentía el placer de desplazarme dentro del agua, otra emoción más fuerte estaba comenzando a llegarme con intensidad. Sentí el agua de temperatura agradable tocando mi piel y deslizándose por todo mi cuerpo, a medida que me iba sumergiendo y moviendo por el agua. Fue en ese momento que apareció el siguiente pensamiento en mi mente: "Por qué no te gozas cada momento de tu vida como si fuera el último?" Y en seguida accedí, dándome cuenta que era fácil hacerlo y era hermoso.

Pude sentir y notar lo agradable que era tener este cuerpo que me permitía sentir todas esas sensaciones tan agradables al entrar en movimiento dentro del agua. Sentía una mezcla de sentimientos desde gratitud, plenitud y gran gozo.

Mientras nadaba percibí que los pensamientos fluían con facilidad. Por ejemplo pensé, que realmente yo podría vivir así todo el tiempo, en este tipo de estado de consciencia. Despreocupada, confiada, relajada, feliz, agradecida, presente en el instante, con la total certeza de que todo está bien! Sentía que si lo hiciera, le sacaría el máximo provecho a mi vida.

Alcancé a pensar cuántas veces he desperdiciado y sigo desperdiciando valioso tiempo y energía, al estar en otro estado de consciencia, como p.e.: "voy a apurarme, llego tarde, no alcanzaré a hacer todo, debo preocuparme por esto y aquello, si no lo hago que pasará, quién lo hará? O, qué pasará más adelante, será que todo saldrá bien, si hago lo necesario?", y cosas por el estilo.

El tiempo pasa y deja atrás esos instantes de inquietudes...

y todo lo que me imaginaba y por lo que me afanaba de una u otra forma, nunca llegó a suceder! Qué absurdo desgaste de tiempo y energía!

Hoy por la mañana, ahí en la piscina, sintiéndome tan en sintonía, no me costó ningún trabajo entender totalmente que es superfluo mi afán por algo que no se sabe cómo vendrá....en esos cortos momentos fue obvio para mi tomar la decisión de valorar y vivir más en el instante...como si fuera mi último día.

Hasta que se vuelve a perder esta noción.... como el agua entre las manos.






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